El inicio de los “trabajos” de la comisión parlamentaria creada para sentar las bases de la “reconstrucción” de la actividad y la economía de nuestro país, trajo a mi mente la evidencia absoluta de que, estas comisiones inter parlamentarias, son un verdadero dislate, una absoluta pérdida de tiempo y una manera de elevar la retribución a los parlamentarios constituyentes.
El espectáculo ofrecido por el vicepresidente segundo del gobierno, el presidente de la comisión y el diputado representante de la oposición, no se puede calificar, ni tan siquiera, de representación teatral. Fue una mala representación de una bronca de barra de bar, con ribetes de chulería.
¿Como puede un vicepresidente del gobierno del estado español comportarse como un chulo de pandilla juvenil de estudiantes universitarios?. Alguno de esos múltiples asesores que el elige y nosotros pagamos, debería recordarle, que los parlamentarios ostentan la representatividad de los ciudadanos que le han votado, y debe comportarse, como un miembro del gobierno de todos los españoles, con la dignidad y respecto que ello comporta.
Y ¿que decir de la actuación del presidente de la comisión?. El presidente está obligado a mantener el orden en las intervenciones e intervenir, cuando sea necesario o requerido por una parte, en las situaciones conflictivas, sin tomar, ni mostrar, preferencia por ninguna. Está fuera de lugar el apoyo gestual, sonrisa incluida, a la actuación improcedente de una de las partes.
En el caso que nos ocupa, la actuación más adecuada ha sido la del diputado de la oposición que mostró su disconformidad con el abandono de la sala.
¿Alguien puede esperar que de esta comisión pueda resultar alguna conclusión merecedora de un calificativo positivo para el conjunto del país?. No perdamos la referencia de que esa comisión fue creada con la intención de encontrar propuestas capaces de poner remedio a la situación de extrema gravedad que la epidemia de la Covid-19 ha generado.
Estoy convencido que una mayoría aplastante de ciudadanos españoles, a los que se les pregunte la utilidad de esta y otras comisiones de investigación parlamentarias, contestará que NO SIRVEN PARA NADA.
Si tuviera capacidad legal para poder prohibir su formación, con el formato que tienen actualmente, las prohibiría. No tienen más fin que escenificar teatralmente las posturas previas de cada uno de los intervinientes, con la nula intención de, ni tan siquiera, escuchar la de los demás.
¿Recuerdan alguna conclusión de las multiples comisiones de investigación que se hayan podido formar en las diversas etapas parlamentarias?. Sus respuestas negativas vienen a ratificar que ¡NO SIRVEN PARA NADA!