¿QUIENES COBRAN SIN TRABAJAR?

En los últimos años del pasado siglo XX, algunas de las grandes empresas españolas se decidieron a pasar de su ámbito de actuación nacional al internacional, convirtiéndose en las multinacionales españolas.

Esa decisión empresarial permitió que su crecimiento fuera importante y decisivo para poder desarrollarse en el competitivo mundo de la internacionalización.

Como todo nuevo reto, tuvieron que soportar nuevas situaciones que generaron tensiones y situaciones nunca antes experimentadas.

La mayoría de estas empresas superaron esas dificultades y circunstancias de una forma adecuada y hoy son competitivas y bien consideradas a nivel mundial.

Algunas de esas empresas se plantearon el crecimiento en otras zonas comprando otras de su mismo o similar sector . Por afinidad cultural e idiomática, la mayoría de este desarrollo se dirigió a Iberoamérica.

Se cuenta que en una de esas empresas, cuando el equipo directivo español, designado para su gestión, tomó responsabilidades sobre ella, lo primero que hizo fue ordenar a todos sus empleados que se personasen en sus puestos de trabajo en una fecha determinada.

La sorpresa fue que una parte, nada despreciable, de los trabajadores citados no sabían en donde tenían que presentarse ni cual era su trabajo. Es decir, eran empleados que no sabían donde estaba su puesto de trabajo ni cual era su función. Respondían al título de este comentario «COBRABAN SIN TRABAJAR»

Esta situación fue comentada en círculos internos de la entidad española con comentarios nada halagadores y críticos a la gestión empresarial desarrollada a la vez que sorprendidos de que eso pudiese suceder.

Esta situación anacrónica, excepcional e inconcebible, la tenemos actualmente en nuestro país. Y no se da en ninguna gran empresa mal gestionada como la arriba referida, se da en nuestro propio poder legislativo.

¿Cuanto tiempo llevan nuestros «padres de la patria» (diputados y senadores) cobrando sus respectivos emolumentos sin haber realizado trabajo alguno?. Si contamos los días que llevan nuestros representantes sin asistir a sus puestos de trabajo y los que le faltan para reincorporarse a ellos, quizás nos encontremos con que este año 2019 habrán trabajado o mejor dicho, asistido a su puesto de trabajo, bastante menos de la mitad del año.

Es necesario significar que, aún en el supuesto de que se invista al presidente de gobierno en el primer intento, cosa prácticamente descartada por todos, nuestros parlamentarios no empezarían a trabajar, o mejor dicho, asistir al puesto de trabajo, hasta que hayan disfrutado de las reglamentarias vacaciones parlamentarias de los meses de julio y agosto, sin contar las ya pasadas de Semana Santa, puente de Mayo, etc. etc. Es decir, que como muy pronto, hasta el mes de octubre/noviembre no veremos a nuestros parlamentarios ocupando sus puestos de trabajo.

La situación sería aún más inconcebible si los partidos políticos no son capaces de formar gobierno y plantean ir a unas nuevas elecciones. En ese supuesto el año 2019 sería un año en blanco sin ninguna actividad parlamentaria por el que sus señorías «COBRARÍAN SIN TRABAJAR»

¿No sería conveniente modificar el reglamento correspondiente y definir que los parlamentarios empezasen a cobrar sus suelos una vez que empiecen a trabajar en su puesto de trabajo?. Estoy seguro que, de hacerlo así, se acortaban los tiempos de búsquedas de consensos para la investidura.

Le escusa tan socorrida y muchas veces argumentada, de que los parlamentarios trabajan en la búsqueda de esos consensos no me vale. Esos trabajos los hacen los partidos políticos y para eso y para otras actividades más, están sobradamente subvencionados.

Julio 2019

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